No hay nada entre los dos. No hay nada entonces que esperar. Porque no hay nada entre los dos. Páginas vacías, sábanas vacías... Sé que nuestras dos escenas servirán de prólogo a la soledad: porque no hay nada entre los dos, due un sol de tormenta, un palacio de arena... Y queda conseguir ayunar de ti, negarme el sabor, el que sé que entregabas para mi como si nada. Nada. Por mi vida tú como si nada. Y sé que pasarás como la brisa para y no nos deja ninguna señal. Porque no hay nada entre los dos. No hay nada entonces que esperar, sé que dejarás mi corazón como si nada.