Vivo sola y estoy fuera todo el día
y en la cresta de la ola
sin buscarla tengo siempre compañía
para juegos, para copas,
para noches, para risas
pero ahora he perdido la cabeza
por un tío que me quiere en exclusiva
y me asusta su firmeza.
Porque a veces una vida compartida
no es igual de divertida.
Ni te cuento, ni te digo lo que siento
cuando pienso en mis amigos
tan contentos y yo en casa sentadita
en la butaca viendo tele
y pensando en las cosas
que he perdido y me encuentro deprimida
porque veo que ni risas, ni deseos,
sólo niños y comidas.
Y comprendo que la vida sin marido
es mucho más divertida.
Cuando pienso en otras vidas
me parece que serán más divertidas
porque a veces una vida compartida
no es igual de divertida.