Crees que hay cinco minutos más para quien no va a mentir y regala su verdad a aquél que la quiere escuchar. ¿Y tú de qué...? Aprende a mirar. Vale tanto un ladrón como su libertad. Y aún no sé si realmente sabes o alguna vez has sabido lo que pretendes. Ves, ves los días pasar y alejarse de ti sin siquiera mirarte, y eres incapaz de decir nada más. Cierras los ojos, y vuelves a marchar. Escúchame bien, esto no va así. De esta manera no es fácil vivir. Tú no eres real, y aún no comprendo lo que pretendes.