pensó que jamás entregaría sus manos a quien pretendiera encadenar sus manos sacrificar o separar y desgajar sus manos de la misión mundana y simple de abrazar
pensó que jamás entregaría sus labios a quien pretendiera amordazar sus labios y desmembrar abandonar o despoblar sus labios de la misión eterna y dulce de besar
y finalmente pensó que jamás entregaría su mente su distintivo humano su motor
pensó que jamás entregaría sus ojos a quien pretendiera emborronar sus ojos desenfocar oscurecer y desarmar sus ojos de la misión precisa y firme de explorar
pensó que jamás entregaría su pecho a quien pretendiera desangrar su pecho desmantelar o vaciar y mutilar su pecho de la misión grandiosa y tierna de temblar
y finalmente pensó que jamás entregaría su mente su distintivo humano su motor