Desde las altas montañas el águila voló hasta el jardín. La misteriosa condesa miró a su alrededor y sonrió; no podía cometer errores, debía aprovechar la óptima ocasión. Mas allá de la muralla esperaba el invasor. Algo incierto en el palacio del Emperador. Y alguien había escondido las naranjas del Emperador. Mil mensajeros salieron hacia el norte, hacia el sur; el Emperador frunció su ceño y envió un gran ejército. Mas allá de la muralla esperaba el invasor. Algo incierto en el palacio del Emperador.