Saliendo del hospital, despus de ver a mi mam, luchando contra un cncer que no se puede curar, v pasar a una familia. Al frente iba un seor de edad, una doa, dos muchachas y varias personas ms. De la mano del seor un hombre joven caminaba, cabizbajo y luciendo arrepentido. l era la causa de una discusin familiar, de la que nos enteramos al oir al seor gritar: