Uno se cree
que los mató el tiempo y la ausencia
pero su tren
vendió boleto de ida y vuelta.
Son aquellas pequeñas cosas
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón, en un papel, o en un cajón.
Como un ladrón
te acechan detrás de la puerta
te tienen tan a su merced
como hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí
que te sonríen tristes y
nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve.