El hombre sin recuerdos mira el río
Y ve que alguien le espía desde el agua
Se apiada sin saberlo de sí mismo
Cuando una rana pasa por su cara
Regresa lentamente hasta su casa
Que le resulta extraña.
El hombre sin recuerdos va a la puerta
Cuando abre sin mirar, se da la vuelta
En el umbral sonriente está la madre
Suspira mientras mueve la cabeza
Le entrega una cajita de bombones
Y él se da a la perra.
El hombre sin recuerdos y su perra
Caminan por el barrio con la fresca
Atada a su cintura la cadena
Están de vuelta a la hora de la cena
Se quita el pantalón por la cabeza
Y el resto por las piernas.
Su sombra no le sigue a todas partes
Comparten el Alzheimer
Y a veces aunque quieren no se entienden
Cuando uno ya está al borde de la nada
Y el otro se sostiene
Y el hombre con su sombra se entretiene...
Al hombre sin recuerdos le llevaron
Al mismo mar de todos los veranos
El mar le trajo al pie una caracola
Y le arrimó a la oreja de su sombra
Sobre la espuma blanca de las olas
Volaban las gaviotas...
Al hombre no le gustaban las gaviotas
Y en un momento que se queda a solas
Se aleja más nervioso que asustado
Camina hasta sentirse muy cansado
Hoy en el diario su retrato
Y él sigue caminando.