Salgo volando por la ventana y tantos días quedan atrás. Ya no me importan todas las cosas que ayer me podían molestar. Son cajones que se cierran para que nadie los vea, son palabras que no pude decir, pero ya no me importa porque nada me toca y no hay nada vivo dentro de mí. Floto en el aire desde esta tarde cuando mi cabeza explotó. Yo iba en bicicleta hasta la casa de mi vieja y ahora no sé dónde estoy. Subí en cámara lenta como en una escalera mecánica o en un ascensor, ahora el piso es de nubes y me asomo cada tanto a espiarte desde donde estoy. Y veo (y veo) Y vuelo (y vuelo) Y veo (y veo) Y vuelo (y vuelo) El barrio se ilumina y la noche se hace día brilla como un árbol de navidad. Y estoy alto, muy alto y las luces de los autos que se frenan cada tanto y vuelven a arrancar. Y veo a la gente corriendo como una coreografía sin fin. Y vuelo como en una avioneta el olor a fugazzeta que cocina mamá. Y me acuerdo de aquel día en que decías: ¿Si pudieras ser un pájaro? ¿Qué harías? Ahora que floto y no siento lo que toco y la gente no me ve pasar, voy a aprovechar para ir a buscarte y contarte cómo es todo por acá. Algunas mañanas pasa la abuela Yolanda y nos vamos juntos a pasear. Y te manda un saludo el marido de Pocha que me juega al ajedrez y no le puedo ganar. Y veo las cosas siempre cambian un poco y cada tanto te largás a llorar, pero no te preocupes que el tiempo todo lo cura y algún día se te va a pasar. Y dale para adelante con el pibe de a la vuelta que a la tarde te pasó a visitar. Yo te sigo esperando porque nada me apura y algún día todos vienen para acá. Y veo (y veo) Y vuelo (y vuelo) Y veo (y veo) Y vuelo (y vuelo) Y veo (y veo) Y vuelo (y vuelo) Y lloro (y lloro) Un poco (un poco).