Guardo el dolor en un saco roto y mustio donde el amor ya no puede convivir. Guardo mis penas en los años que desuso y despilfarro en mi incierto porvenir.
Llevo la trágica presencia de la vida como la vara con que tengo que medir lo que registra cada día mi pupila y que incorporo lentamente a mi vivir.
Y así las cosas, hago el payaso aquí soy el amante allá, soy como un maniquí que se deja llevar para que el tiempo pueda pasar.
Caminaré entre la gente conmovida me envolveré entre sus vicios y virtudes, resistiré como un testigo que no pudo cantar su tiempo solo en loas y felicidad.