Se ha muerto don Comegente lo está llorando Baviera
y en el roncar de la fragua su sangre sigue despierta.
Sobre el lomo de una mesa descansando largo a largo, parece un tronco de roble que los años han talado.
Yo lo recuerdo de mozo con sus dos metros parados, dando la espalda a los soles oscureciendo el sembrado.
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Le pusieron Comegente porque su boca tronaba y se enteraba la villa cuando en secreto charlaba.
Sus brazos de piedra negra caricias nunca soltaban y si palmeaba a un amigo que Dios le guarde la espalda.
Pero a pesar de ese apodo que a los changos asustaba, se santiguan las comadres porque un buen hombre se marcha. ......................................................................
Ya que una puerta no alcanza, que el cielo abra una tranquera, ahí va el Gordo Comegente lo está llorando Baviera.