Solos los dos
ya se fueron los demás
yo te perdí entre el vapor
y la luz de la ciudad.
Sigo afinando la guitarra
y calentando el licor
mientras te espero en la mesa de un bar
con el humo en la mirada.
Ya no hay nadie más al rededor
afuera sigue ardiendo la ciudad
te sigo esperando en la oscuridad
cantando el último verso de esta canción
para mesas vacías.
Cuando me vengas a despertar
si me río porque sí
es que estoy loco de atar
es que estoy lejos de mí
incinerando el pasado
y los discos olvidos
y me alegro si aún no perdí
en el juego de vivir,
ya no hay nadie más...