Con tu brisa de mastranto, tus espejos de laguna. Centinela de palmeras que se asoman con la luna. Aquí me quedo contigo aunque me vaya muy lejos como tórtola que vuela y deja el nido en el suelo.
Se me aprieta el corazón... No ver más tu amanecer, ni al cimarrón, ni la mata, ni la garza que levanta. Con el cabresto te dejo, amarrados, mis amores. Gota a gota que te cuente mis penas el tinajero.
Ya tu arestín mañanero no me mojará los ruedos ni el humo de leña verde hará que mis ojos lloren. Mañana cuando me vaya te quedarás tan solita como becerro sin madre, como morichal sin agua.